¡Ni una mirada! Eso es lo que me ha ofrecido ella hoy. Ni
me ha mirado, pero por supuesto ha seguido con su plan de “alejemos a todos de
River” si señor, una chica. La única que me daba un poco de apoyo en esto
fuera de las típicas apartadas de clase ha estado todo el día con ella y cada
vez que me le acercaba, (Solo han sido dos veces por que no puedo echar mi
orgullo a perder) ella se apartaba mientras seguía hablando con la chica que
algún momento llamé “mejor amiga”. Me da tanta rabia que hasta se me caen las lagrimas. Con todo lo que he hecho yo por ella. ¡Hasta convencí a mis padres
que la medio-adoptaran firmando unos papeles al ayuntamiento! Y ella así me lo
agradece? Juro que estoy harta, harta de ser una buena persona para que después
no te apuñalen por la espalda no, si no que te ahorquen, que es aún un poco mas
rápido.
Sé que últimamente solo hago que hablar sobre esta chica,
pero ¡Eramos como hermanas! Perdón, rectifico, era como mi hermana mayor porque
se ve que yo para ella ni siquiera serví para una ****.
Por otro lado mis padres, mis padres la adoran. Ella es
la hija que nunca fui yo ya sea por la razón que fuese.
Así que solo me queda pedir perdón, sobre todo a mis
progenitores.
Pedir perdón por no ser linda.
Pedir perdón por tener un carácter fuerte.
Pedir perdón por tener sueños inalcanzables.
Pedir perdón por ser irritante.
Pedir perdón por estar triste.
Pedir perdón por no hacer a mi hermana menor completamente
feliz.
Pedir perdón por comportarme a veces con una niña.
Pedir perdón por sentirme sola.
Pedir perdón por gritar.
Pedir perdón por no haber tratado a alguna gente de la
manera indecisa.
Pedir perdón por atraer a gente posesiva.
Pedir perdón por no escoger a veces bien las amistades.
Pedir perdón por ser malditamente sincera.
Pedir perdón por fumar.
Pedir perdón por haber sentido ganas de suicidarme.
Pedir perdón por dejar comer.
Pedir perdón por tener confianza.
Pedir perdón por ser impulsiva.
Pedir perdón por tener sentimientos.
Pedir perdón por tener ganas de llorar a todas horas.
Pedir perdón por quedarme sola.
Pedir perdón por olvidarme de cosas a veces.
Pedir perdón por no haber aprendido a montar nunca en
bici.
Pedir perdón por haber insistido tanto en algunas cosas.
Pedir perdón por esos puntos y millones de razones más.
Pedir perdón por solo necesitar un abrazo, que alguien me de ánimos
y me aliente a seguir con mis sueños.